No hay una segunda oportunidad para remediar la primera impresión. Ya antes de que alguien nos hable, sólo con verlo, nos hacemos una idea de su nivel económico y cultural porque en tan sólo 30 segundos podemos analizar a una persona.
.
.
Somos vistos antes de ser escuchados. Las palabras no tienen, en consecuencia, tanta importancia como creemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario